La visión de Symbian (1 de 5)

Symbian

Según la propia Symbian, la visión de la empresa es:

“Symbian is committed to providing the world’s leading handset vendors with the most competitive mobile operating system to meet the demands of the mass market and the rich experiences of tomorrow’s smartphone lifestyle”.

En español suena mucho peor y viene a decir que es “aportar a los mayores vendedores de dispositivos móviles el sistema operativo móvil más competitivo, un sistema que satisfaga las necesidades de un mercado de masas y las experiencias ricas del estilo de vida de los smartphones del mañana”.

Mi opinión es que esa no es la mejor visión posible. Desarrollar el mejor SO es también la ambición común de Windows Mobile, CE y Palm. Lo que distingue a Symbian es que fue el sistema operativo que convirtió los móviles convencionales en computadoras de bolsillo sin pasar por la PDA, algo parecido a lo que hizo Suunto al ser la marca que convirtió los relojes de deporte en computadoras de muñeca.

Lo que distingue a Symbian es la garantía de interoperabilidad, de compatibilidad y de escabilidad por estar en el centro de los principales fabricantes de móviles. La garantía de un desempeño impecable en el complicado ecosistema móvil gracias ya sea en aplicaciones, ficheros, redes, comunicaciones, etc. Es como una especie de Bluetooth para los smartphones. Esa debería ser la visión de Symbian: el Windows de los móviles, el sistema operativo por definición para móviles, el sistema operativo por defecto para todos los móviles.

En realidad, Symbian parece haber emprendido ese camino. Su baseline, que suele ser la frase que encofra la visión de una empresa, es “The open mobile operating system”. Se trata de un baseline acertado pero del que sin embargo yo quitaría el “open”. En un mercado completamente emergente y en el que la inmensa mayoría de la población no sólo no sabe qué sistemas operativos para móviles hay, sino que ni siquiera sabe que los móviles llevan uno, las distinciones entre “open” (y por extensión, de su contrario “closed”) aportan poco, sólo añaden ruido y, al mismo tiempo, erosionan una declaración que de la otra manera sería potente y autoritativa como pocas. Symbian haría bien en ser más ambiciosa y el baseline debería ser “The mobile operating system”, sin más. Mencionar que es “open” deja entrever entre líneas que hay otros sistemas operativos alternativos, y eso resta credibilidad a la proclama de ser el sistema operativo para móviles por definición, como Basf se entrona a sí misma como “The Chemical company”, sin ninguna timidez o recato.

El CEO de Symbian, Nigel Clifford, es una personalidad gris, un ejecutivo clásico de la City londinense. Quizás sea eficiente, pero le falta visión. Por eso Symbian tampoco acierta con su visión, la misión que debe desempeñar en la Tierra. Clifford no es un visionario como Steve Jobs ni Richard Branson. Y Symbian necesita a este tipo de personas apasionadas, evangelizadoras, entusiastas de la marca. Pero para ello la marca debe descongelarse, hacerse humana, contar una historia íntima de visión, sacrificio, logro y aportación al bien común – algo que atraiga, que construya equidad a su alrededor, algo que la distinga. Tratandose de una empresa creada con un objetivo genuinamente noble y virtuoso de cara al mercado y al consumidor (estándares abiertos y garantía de interoperabilidad), no sería nada difícil identificar esa equidad propia, ese conjunto de virtudes innatas que harían de Symbian no una triste y gris empresa inglesa de software, sino una marca luminosa, única y visionaria.

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