Entrega lo que prometes

No hay peor marketing que el que exagera las cosas y las pinta mejor de lo que son. Hacedme caso, marketers del mundo mundial: no prometais nada que no podais entregar. Un cliente compra el producto, ve que no hay para tanto (aunque sea bueno, es menos de lo que esperaba),se frustra (insisto, aunque sea bueno, la frustración del cliente no va en función de la calidad del producto, sino en relación a las expectativas que había depositado en ese producto), y ese cliente es un cliente perdido PARA SIEMPRE.

La honestidad engendra confianza, y la confianza es la base de la fidelización de los clientes. Di que algo hace algo, aunque no sea muy espectacular, y preséntalo o introdúcelo en el mercado así, con la verdad por delante. Habrá menos gente que lo compre, pero esos clientes volverán a comprar vuestro siguiente producto. Al cabo de 3 generaciones de productos, tendrás más clientes que los que ganaste con el primero exagerando las prestaciones del producto y, obviamente, estos clientes no comprarán ni el producto de segunda generación ni el tercero, porque habrán perdido la confianza en tu marca como para destinar parte de su salario en tu engañoso producto.

Una empresa honesta en su marketing acumula una base de clientes que siempre suma. Es más, no es que sólo sean cada vez más clientes (las deserciones de empresas que entregan lo que prometen son mínimas), sinó que esos clientes son además también cualitativamente mejores: más fieles, más seguros y, posiblemente, prescriptores de tu marca en su entorno de amistades, família o trabajo.

Un último apunte: lo mejor es prometer algo menos que lo que entregas. Si entregas un producto que no sólo hace lo que dice, sinó que hace más que eso, ese cliente va a ser tu mejor anuncio en la calle.